A escondidas

Me río de las veces en que pensé que dejar de amarnos a escondidas era sólo cuestión de tiempo. Entonces yo tenía unos cuántos años menos y tú, con tu cara de niño bueno, intentabas parecer un chico "formal" a los ojos de mi padre. Los años han pasado pero poco han cambiado las cosas. Ya no son mis padres ni los tuyos los que nos vigilan. Es mucho peor. A aquellos era fácil darles esquinazo. Ahora son unos seres diminutos los que acechan.

Si ya resulta complicado encontrar un minuto, en medio del trajín cotidiano, en el que poder mantener una conversación de adultos, conseguir un momento de intimidad entre tú y yo, sin palabras, resulta casi misión imposible. Por eso la noche se convierte en aliada. La oscuridad, nuestra mejor celestina. A escondidas, como adolescentes, nos buscamos. Con nocturnidad y alevosía. Y con mil oídos atentos a detectar cualquier movimiento del enemigo. Los sentidos, más de mil, los pongo en cada caricia, cada roce y cada beso. Y cuando ya sólo hay ritmo, y es imposible mantener la alerta, es cuando se acerca silenciosamente uno de esos seres y se queda inmóvil junto a la cama. Y en algún momento, sin saber cómo, percibes en la oscuridad su presencia, y alargas la mano hacia donde se supone que no hay nada y... ¡joder!, ¡qué susto!... ¡una cara! Y en ese mismo instante adivinas exactamente de qué enano se trata, y entonces es cuando ya sólo rezas para que no diga nada más que: "quiero pis".


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El vestido de la comunión dormía hacia medio año en el fondo del armario. Sólo una par de meses habían pasado desde que los carpinteros se marcharon, y ya disponía de mi propia habitación, porque como era mayor podía dormir sola: echaba de menos a mis hermanos, los rincones conocidos de mi antigua habitación, las sombras ya amigas. Aun me sentía una extraña en aquel cuarto completamente blanco.
Aquella noche mi padre fue a darme el rutinario beso de ”buenas noches” y al despedirse en el umbral dulcemente susurró – te cierro la puerta- asentí, no sin algo de temor, pues no acostumbraba a cerrarla. Al final del pequeño pasillo, justo enfrente de mi puerta estaba el dormitorio de mis papis. Eso me tranquilizaba. Sólo unos pasos y estaba en tierra firme, en un resguardo eterno, y podía escurrirme unos minutos entre las enormes piernas de mis valientes padres, para contagiarme del arrojo que me permitiera volver a mi habitación, tras la previa desaparición de mis miedos.
Cuando mi padre se fue, cerrando tras de si la puerta, me sentí una niña grande. Valerosa y querida, porque si aparecía un malo en mi cuarto, podía correr rápido hasta los brazos de mis padres, que bien es verdad, nunca se despertaban ante mis temores infundados, pero simplemente con sus ronquidos y respiraciones fuertes me calmaba y desaparecía el mundo de sueños que me envolvía cuando asomaba la luna.

A pesar de mi pequeño temor me dormí rápidamente, pero en mitad de la noche, oí ruidos en la habitación de mis padres, parecía como si se estuvieran pegando,estaban sólos,...palabras ajenas, una conversación agresiva y fea, insultos con risas, grititos, jadeos, de pronto: un silencio, alguien que se levanta al baño, el sonido de la cadena y más silencio. Recuerdo sobre todo el silencio que sobrevino después, porque fue sobre él, sobre aquella nada, donde dibujé con mi mente de niña lo que había pasado en la cama de mis padres. Utilicé la película que ví una noche en casa de mi abuela: el beso de la mujer araña. No me gustó lo que imaginé....pero a todo ( y más al sexo) puede sacársele partido.....

Al día siguiente, busqué en el dormitorio de mis padres algun indicio, pista que me esclareciese lo que había pasado ( buscaba alguna lámpara rota, mesillas descolocadas) y lo encontré: una caja de preservativos dormía bajo las bragas de mi madre. Llamé a mi prima, a mi primo, se lo conté a la tarde a mis amigos del barrio,a mis amiguitas del colegio,..si......aquella historia gustaba a todos.....: sí, mis padres follaban,...Aprendí pronto que el sexo abría mucho los ojos,.... aunque yo entonces pensaba que aquello tenía que ver con arañas.....


kamasiense
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