La chica del tren

Se quedó así,
en el aire.
Con el café frío
en las manos.
Sin charla ni risas,
canciones,
poemas,
sueños
o lágrimas...

Se quedó sentada
en el vagón vacío
de aquel tren
a ninguna parte
esperando
que brillara una estrella
en la noche,
o pasara un cometa,
que la luz
siquiera
de una luciérnaga
la acompañara...

Pero no ocurrió.
Ni ese día ni otro.

Y tampoco sucederá ya...

Absurdos parapetos
los separan.


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Y cuando ya no esperaba nada
y se había acostumbrado
a estar a solas
con su soledad,
comenzaron a colarse
pequeños destellos
-no supo si de luciérnaga, estrella o cometa-
por entre los resquicios
de aquellos muros
para quedarse un ratito
a su lado
volviendo un poco
menos oscura
la noche...

O quizás fuera
que comenzara
por fin
a acercarse
el tímido resplandor
del amanecer...

La luz de la mañana
revelará
si continuar en su vagón
o bajarse
para coger otro tren,
o seguir
hacia el ocaso
sola a pie.


Gelouin
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