Fueron los tintineos de sus cascabeles los que hicieron crecer las briznas bajo sus pies y girándose al viajero le dijo:
Los caminos no están escritos, ligeramente esbozados, los vamos lineando al pasar por ellos, dejando puentes sin marcar, tomando recodos bien definidos con tinta invisible a los ojos del que no salió del umbral.
Si la culpabilidad de hoy es el despertar del encierro, bienvenida sea.
Enviado hace 13 años 11 meses por Helios.
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