Le costó su nombre mas esfuerzo que todo el viaje, que las noches de frío soledad y miedo, que las caravanas de pasos, que la memoria de lo que se dejaba atrás. Y quizá, porque tenía la visión clavada en el futuro esas lágrimas de dolor desparramado en el camino juntas no hacían más que un medio vaso de vino.
Le costó su nombre más esfuerzo que días y meses, que noches oscuras, que perder el rastro de la luna encerrado en el barco, que el vayven, que el sonido crujiente del armazón, que el silencio de los que no se quejan y deberían gritar.
Le costó su nombre más esfuerzo que el hambre, que la sed, que las ganas de cerrar los ojos y dejarlo todo para otros.
Le costó y le costaba aún, que lo demás eran retazos de memoria, esparcidos, eso si, en lugares que duelen, cerca de la nuca algunos, que le hacían tiritar al calor de la novela al lado del fuego al lado del vino y de él.
Su nombre quedó escrito en sangre en una piedra ¿y para que?. Se levantaba soñando a veces, ¿y para qué?. Se decía acurrucada en si misma, ¿y por qué en sangre?. Las respuestas que tenía le daban miedo, más en la noche, en el silencio. Caminaba entonces a la ciudad a esconderse en el ruido, y vagaban sus ojos de un rostro a otro como quien divisa las olas, cada una distinta, de diferencias que en la esencia del océano no importan y en la inmensidad del castillo en arena de un niño se hacen gigantes. Llegaba el tiempo de amanecer y de dejar de esconderse, y entonces todo parecía fácil
Llovió el día que pisó su destino, era una lluvia de antes, cálida y ligera, abrió las manos para limpiarse el pasado. Creía que era tan sencillo, entonces, tan fácil, como eso.
¨El agua de lluvia no borra los recuerdos¨ le decía él ¨el agua de lluvia no aleja los fantasmas¨ ¨el agua de lluvia es demasiado pura para arrastrarse dentro de tus ojos y convertirse en tuyo¨ . ¨El agua de lluvia no sabe como el vino¨ tiraba la botella en rompiéndola en pedazos y furioso arrancaba su ultima ropa. En el suelo la violaba de nuevo...
...y ella despertaba acurrucada en si misma, tiritando, y mojada. Tan lejos en espacio y tiempo y en la sensación pavorosa de que no había huida.
Luego de la lluvia sentada con un puñado de ellos, de rostros en frío y miedo. Oyó una voz que les decía como un trueno ¨Vuestros nombres ya no valen aquí, no me valen vuestras historias vuestro pasado vuestras lagrimas vuestros pasos. Ya no sois vosotros, elegid un nuevo nombre antes de cruzar la puerta, y en el umbral debéis volver a nacer en otro, que no podéis, recorrer de vuelta vuestros pasos, aún quedan huellas marcadas en el tiempo. Ya os he traído aquí, he cumplido, pagadme y olvidadme, y corred como conejos, hay mas lobos en esta tierra prometida de lo que pensáis¨. Luego se reía a carcajadas y con los bolsillos llenos de billetes y joyas y salia el primero en paso rápido se perdía en la lluvia diciendo , ¨yo me daría prisa, los lobos ya os han olido¨
Nadie dijo nada, no hacía falta. Y uno a uno fueron saliendo para hacerse parte de la noche..
A ella le costó más esfuerzo su nombre que todo el viaje, que todo el pasado, que todo el futuro. Cuando cruzo la puerta era Laia, un nuevo ser nacido, sin patria y sin pasado.
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Eran cinco años ya o siete, o cincuenta o diecisiete. Cocinaba despacio mañana de domingo mientras él leía el periódico Olía a hogar en el pan dorándose en el horno, un aroma que Laia podía sentir como una caricia en la piel. Eso y el llanto del niño acabado en sus brazos la mantenía viva. Él la miraba de reojo a veces, escapado del periódico y le sonreía.
¨Hoy son ya siete años¨dijo el con una sonrisa picara y juguetona. ¨Siete largos y hermosos años¨dijo como medio en broma, como medio en serio ¨¡Vamos a celebrarlo!...¿Que quieres hacer?¨
Ella pensó un instante y respondió con una sonrisa.
¨Otros siete... otros siete¨
¨Por lo menos¨.
Antes de los siguientes siete él se evaporó como una nube y se dejó comer por la tierra. Ahora mármol y recuerdos que duran menos que el marmol. Su silla vacía en las mañanas de domingo, el periódico cerrado sobre la mesa. Y las lagrimas de ella, que acabaron de llenar un baso de vino. Y el niño.
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Era un día soleado, eso seguro. Un día de esos que evaporan los problemas y reflejan la luz en los rostros. Yo estaba en el parque con mis gemelos, un libro y, si, un vaso de vino. Un rosado como pedía el calorcito en mi espalda. No se cual es la tasa de alcoholemia para padres de gemelos en los parques, pero aún nunca me han hecho soplar por eso. Parecía que la tarde iba a durar siempre, pero no eterna. Los niños corrían felices como son como siempre. Se arrastraban por la arena, venían para comer algo, decir algo y salían, gritaban ¨papa papa mira¨. Yo miraba sin mirar mucho ya que leía
Conocí a Laia ese día por los niños, aunque no llegué a ver su rostro. Mis gemelos jugaban con otro niño que me llamó la atención. Me gusta adivinar de donde son los padres, de que país de que raza de que color mirando al niño, que mezcla esconden y cual enseñan. En esta ciudad eso es muy divertido. Hay tanta mezcla. También en los míos. Esta vez no era tan fácil. Le di vueltas convencido de que su madre o su padre era de aquí pero el otro no, había rasgos en su nariz y en sus orejas, sobre todo, luego el rostro y el pelo. Miré a las madres sentadas alrededor. Me paré en unas grandes tetas no porque pensara que era la madre, ni mucho menos. Despacio seguí mirando, unas piernas llamaron también mi atención y unos labios encarnados y lascivos. ¡Ay el sol!, ¡ay el vino!.
Me intenté concentrar de nuevo en el libro, pero ya no pude. De donde vendría El niño dejó de jugar y se acercó a una mujer de la que solo pude ver su espalda. Rieron y luego volvió a jugar con los míos
Fue quizá un mes después cuando vi su rostro por primera vez. ¿De donde vendría?
Le dije a mis locos gemelos que le preguntaran al niño de donde era su madre. ¨Dijo que su mama viene de las nubes, que se cayo en un día de lluvia¨, ¨¿de verdad vive alguien en las nubes papa¨ ¨Si¨ les respondí sonriendo, ¨yo la mayoría del día trabajo en las nubes¨ ¨¿Siiii?¨¨Si¨¿Y hace frío allí?¨ ¿Si, hace mucho frío¨, ¨tienes que abrigarte más¨ ¨¿Y como subes?, ¿en avión?¨ ¨No, hay una escalera que sube hacia las nubes, pedidle a mama que os lleve un día y así me venís a ver en el trabajo¨Si, si¨ gritaron y siguieron con sus juegos.
¿De donde sería?
Tiempo después hablamos y me contó una parte de su historia, la otra vino luego.
Me dijo que no había caído de las nubes, cosa que me sorprendió porque yo ya me lo había creído. Me contó un poco de lo que fue, de su viaje y hacia donde iba. Hablaba entre el pasado y el futuro como si fuesen uno, como hacemos los que venimos de otro lugar. Me sentí al instante ante una persona agradable, tranquila.
No me contó nunca que tiritaba y despertaba en medio de las noches mojada como si una nube hubiese entrado en su cuarto y llorado amargamente por horas. Y buscaba en la ciudad la luz en los ojos de alguien, y el ruido. Y luego volvía cabizbaja cuando la luna se iba, pensando en la mañana que todo ya había pasado para siempre. A abrazar a su niño.
No me contó que tenia miedo a veces, en la piel o más dentro, que tenia un sabor amargo en la boca y dolor en los huesos o más dentro.
Eso nunca lo supe. Hablábamos de tiempo, de los niños, del futuro del pasado pero nunca de ahora.
Luego llego el día en que vi dentro de sus ojos una sombra.
Como son las cosas.
Como son las sombras. Las que no vienen de la luz, de los objetos.
Como son las sombras de los recuerdos.
En sabor es amargamente dulce y lenta, y un mordisco en la lengua.
En color es gris gris gris
En olor es una mezcla de hierba cortada en primavera, de rocío, de naranjas y de caca de vaca.
En sonido es un ruidoso silencio, es un sonido a tu espalda que cuando te giras vuelve a quedar en tu espalda.
En vista es una sombra, y no de persona o de objeto, es otro tipo de sombra.
Ese día estaba con alguien, agarrados de la mano, alguien que vi de lejos daba cariño al niño y recibía cariño de él, despeinado y desenfadado, me alegró su presencia, no se porque, si que lo sé. Me acerqué a ser presentado y a compartir un poco de eso que se respiraba a su lado y que siempre me deja una sensación deliciosa en mis sueños. Cuando estaba llegando a ellos vi esa sombra, dentro de sus ojos. Fue un segundo un instante un murmullo. Se fue en un parpadeo, pero ella se dio cuenta de que alguien la había descubierto. Hablamos alegres y amables luego, nos dejamos perder por la risa y no importa.
Él era imponente.
Hasta hoy que comenzó a contarme esa sombra. No se si porque llueve. Si porque no. O supongo que porque necesitaba mi ayuda.
¨He leído mucho tuyo y me gusta¨
¨Gracias¨ Le respondo intentando disimular mi orgullo. No puedo.
¨Me preguntaba... me preguntaba si me podrías ayudar en algo¨
¨Si puedo si, cuenta con ello, ¿en que?¨
¨En una venganza¨
Los niños vienen corriendo y gritando en este preciso instante. Mira pa mira, los colores. Un arco iris dibujado en el cielo entre lluvia y sol a lo lejos.
¨¿A que bajaste en un arcoiris de las nubes mama?¨ pregunta el hijo de Laia.
¨Si claro responde ella, en que sino¨
¨Hay escaleras también¨grita uno de mis gemelos. Por ellas sube papa a trabajar cada día.
Nos miramos y nos reímos y salimos a buscar donde nace el arco-iris.
Cuando la vuelva a ver le preguntaré a que se refiere, me quedo intrigado.
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Tiempo, pasa el tiempo, siempre pasa el tiempo, hacia atrás hacia delante, a veces se detiene en rocío temblando al viento, para prevenir que es tangible que existe. A veces se deja agujerear por dos seres que se mueven a la vez, idénticos juntos pero en distinto tiempo. Y en esos agujeros donde no existe nada mas que todo lo que eternamente dura un instante ocurro yo a veces, ocurre que sin sombra me sumerjo y me dejo llevar por una fuerza inmóvil que me arrastra, y acurrucado silencioso dejo que el agujero se cierre, conmigo dentro, para poder salir a tiempo.
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¨¿Venganza?¨
Me contó una parte mínima de su historia. Utilizando ¨yo¨ y ¨ella¨ como si fuesen dos personajes diferentes, dos partes de ella misma que se conocían de vista y de secretos.
Comenzó a hablar de ella, a hablar de aquella mujer que volvía cada noche a recuperar un cuerpo que le pertenecía de antes, no luchaban porque las dos se merecían existir y las dos tenían su tiempo de existencia repartido, lo contó todo hacia atrás, como mejor yo entiendo. De su yo de ahora, de
la puerta en la que se separó de ella, de su nombre. Del viaje hacia la nueva tierra, del dolor, del cansancio, del miedo. Del barco, del puerto del que había salido, del desierto de la selva ahora hablaba solamente de ella.
Huir y dejar su nombre escrito en sangre.
Luego se quedó en silencio, un silencio tosco y espeso com no son los silencios. El ruido de los niños se colaba por alguna rendija añadiendo aire fresca. Lo hacia todo mas irreal mas intangible.
Que rabia.
Ella ayudaba a su mama en una gran casa limpiando, cocinando, riendo y jugando . Ella era joven, niña feliz y dormitaba en las tardes de sueños. Luego su mama se fue, se desvaneció después de noches de sudor y toser sangre. Su papa emprendió un viaje para encontrar algo y ya nada de él mas se supo. Ella se quedo en la gran casa limpiando cocinando, llorando y esperando.
Luego una noche de verano y vino, de más vino que verano, de sudor agarrado a la piel, él entró por primera vez en la noche y le arranco la ropa, le aparto las lagrimas, le cayó los gritos con su risa, le quebró por primera vez el alma, la calló en el suelo, la violó.. quedó dormido en su olor apestoso al lado de ella.
No había donde huir. Y ocurrió luego, ocurría siempre dentro del vino donde vivía una pesadilla de la que no puedes escapar, solamente intentar no dormir no dormir no dormir.
Luego él escribía poesía por el día, era otro ser, hasta que llegaba el vino. A veces por temporadas que parecían sueños su mejor yo existía plácidamente en los días. Y dibujaba palabras que ella no pudo leer hasta que paso el tiempo.
Rota de alma y de cuerpo una noche decidió morir. Crecida ya para saber que no quería más de eso, ni de nada. Esperó con un cuchillo debajo de la cama Cuando él entró tambaleando y buscandola, cuando la golpeo y le rompió el vestido cuando sacó su miembro mientras la agarraba del cuello ella cogió el cuchillo y lo clavó en su espalda.
Él gritó y cayó al suelo gritando. Entonces ella salto sobre el y bajo las escaleras como un relámpago. Corrió bajo la lluvia con única dirección de ir lejos, de escaparse de él y de si misma, Algo ló golpeo en la cabeza y cayó en dolor y sangre. Él llegó a ella gritando en dolor y rabia y golpeo su cabeza contra una piedra una y otra vez una y otra vez.
Su nombre quedó escrito en sangre en una piedra.
Inmóvil y tendida bajo la lluvia por una eternidad, le pareció estar muerta.
Alguien la recogió luego, oyó gritos fuera. Alguien la saco de la lluvia y la postró en una cama. Oyó su voz rabiosa, ¨Cúrala y devuélvemela entera. No la quiero perder¨.
Ella inmóvil provó morirse con su ultima fuerza, provó morirse de dolor y de cansancio y se desvaneció.
Despertó no se cuando, con una viejecita que la miraba sonriente.
¨Vas a vivir. Lo siento¨
¨No quiero¨
¨Vas a vivir quieras o no quieras, lo siento¨
Comenzó a llorar.
¨Pero lejos¨
Ella la miró asombrada.
Esta noche escapan algunos hacia el paraíso He preparado tu viaje, no me preguntes por qué. Esta todo ya dispuesto: Él vendrá a buscarte dentro de tres días, yo le diré que la noche anterior has huido. Saldrá como una estampida hacia ti. Tienes que estar ya suficientemente lejos y nunca nunca volver a desandar uno de tus pasos.
¨Casi no me puedo mover¨
¨Esta noche volaras como el viento, te lo aseguro¨
¨No he sabido más de él hasta ahora¨ dice tiritando ¨aunque cada noche ha vuelto su sombra a arrancarme mi alma, mis ganas, mi esencia. Pero por las noches no soy yo, por las noches es ella la que le espera temblando y asustada como una niña que teme la oscuridad¨.
Me mira con los ojos muy abiertos ¨Quiero que me ayudes a romperle el mañana¨
¨¿A romperle el mañana?¨
¨Si. A encarcelarle en el ayer, en el hoy, a que no pueda huir ya nunca como yo¨
¨No entiendo nada¨ le digo despacio.
Suspira y toma un instante en sus pulmones para ordenar sus pensamientos.
¨Trabajo desde hace años en una editorial. Hace tiempo llegaron obras en mi antigua lengua, trabajamos ahora en una recopilación de varios países de los que casi no se conoce nada aquí. La obra es hermosa. Yo recopilo, traduzco y ordeno. Varios de los poemas eran de él. De él. Se ha convertido en una figura allí. Nadie habla la lengua de su poesía y yo tengo que trabajar con ella.
Se ha metido en mi vida de nuevo, se ha escapado de las noches y cada día me siento con su poesia, con sus palabras, con sus sonidos. Escuho un cuchillo de hielo que se derrite en mis entrañas robándome el calor que me hace latir... y no puedo, no puedo.
Ya no me puedo esconder de él, Si no fuese por mi niño lo dejaría todo, huiría de mi misma.¨
La miro en silencio, el dolor y miedo que mana de sus poros lentamente, silencioso, intangible e invisible. Lo llena todo.
¨Su obra se titula ¨Era de ayer hoy y mañana¨. Y yo estoy encerrada en cada verso, en cada coma se para a mirarme, habla de mi piel y de mi alma, habla del dolor que le produce hacerme daño pero eso no cambia nada. Habla de mis ojos, de mis cicatrices, de vino y de mi lucha. Luego habla de mañana, como si el pudiese ser otro, cambiarse, cambiarlo todo. Y su palabra lo cambia todo, es cristalina y pura, cada palabra es una gota de lluvia que acurruca pero no moja. Y yo, soy la misma que tiembla bajo las sabanas, yo soy la que nunca ha escapado de sus sombras....¨
Llora
Y dice entre sollozos. ¨Quiero robarle el futuro, violarle el futuro. Quiero cambiarle, robarle el mañana del titulo, de su obra, que sepa que aún existo en alguna parte y que mientras yo exista él es prisionero de si mismo, que no hay huellas que borrar en el pasado, que estamos unidos en el dolor que mastico, que huelo y que desprendo¨
Empiezo a comprender y prometo ayudarla. Le digo que la poesía no es lo mio, que yo dibujo en papel pero no se esparcir la lagrima ni el suspiro en una hoja en blanco. Yo escribo en hojas de otoño, le digo, sin entender el sentido pero suena bonito. Quizá alguien que conozco te puede ayudar... si, te ayudara.
Tiempo despues me entregó la traducción. Empecé a trabajar con ella. Era una obra hermosa, había un dolor y terror en el pasado y un sueño una esperanza en el futuro. Me costó empezar. Era difícil encontrar en esas palabras al monstruo pero reflejado en los ojos de Laia le había visto.
Una noche, después de un delicioso vino, cuando los gemelos dormían comencé, hice unos cambios toscos, cambie el titulo ¨era de ayer era de hoy era de entonces¨ rompí todo lo que hablaba del futuro, como si nunca hubiese estado ahí, cambie palabras y gestos luego se las enviamos a mi hermano para pulirlas.
Que vagaba entonces en otro viaje
Había llegado a las fronteras de si mismo y después de llamarme y decirme que llegar a las fronteras de uno mismo, es un tópico más, empezó un viaje más allá. Le intereso la historia por lo raro, por lo nuevo, y trabajamos juntos.
El resultado fue hermoso. La base era la misma, la palabra la misma pero todo el futuro había sido arrancado sutilmente, en un secreto, cortado quemado esfumado. Si sabias, si lo sabias, si lo buscabas podrías encontrar una pizca de ceniza. Trabajamos despacio, borrar una palabra de otro es sutil, cambiar un sentido es difícil. A veces se desparramaba todo, a veces teníamos que utilizar dos palabras o tres para arrancar una. Pero entusiasmados seguíamos hasta que un día acabamos.
Cuando le entregué el manuscrito Laia lo miró, vi un poco de miedo en sus ojos pero cuando lo cogió lo sujetó como un cuchillo. Me dio las gracias y llamó a mi hermano para darle las gracias. Luego no la volví a ver.
Hasta hoy.
Llega al parque con su hijo de la mano, me saluda desde lejos, le dice algo al niño que sale corriendo a jugar con mis gemelos. Se acerca a mí. Se sienta a mi lado. Nos miramos a los ojos y dentro de los suyos flota el reflejo de una nube, una paz silenciosa. Saca una carta con una escritura extraña, es una carta larga, en tinta con partes borrosas, de lagrimas seguro, me digo y me equivoco. Traduce un párrafo.
¨Yo te robé el pasado. Tú me arrancas el futuro ahora. Dos almas rotas, pero tu eras una niña entonces. Yo no tenía derecho... Soñé que habrías olvidado todo, soñé que con mis palabras podría crear otro lugar para mi ser, otro yo, otra esencia para beber. Has vuelto para romper el futuro, no tenía derecho a intentarlo, pero fui demasiado covarde para rendirme y lo hice y ahora sé que soy y seré lo que era mientras tu existas. No hay lugar para los dos en estas noches frías, ya no me protege el vino, ya no volveré a tus sueños, ya no existo...¨
¨Esta muerto. Amaneció colgado de una rama balanceandose porque hacía viento. Pidió la noche antes a alguien que me enviase la notician y esta carta. Fue poco después de que le llegase la traducción. Volví a traducir lo que tú y tu hermano me entregasteis a nuestra lengua y se lo mandé, sin más, en una carta sin remitente y sin firma. No volví a saber nada hasta esta carta.¨
Saca una cerilla y quema la carta.
¨Ya no queda nada de él, ahora que se que no existe. Ahora le puedo borrar de mis sueños¨
Me da un beso de cariño y amigo.
Se levanta, y llama al niño
Yo sin palabras la miré y le dije
¨Laia...¨
Ella puso su mano en mis labios y dice sonriente ¨ya no soy Laia, he vuelto a mi nombre de entonces¨
Me lo dice en un suspiro pero no se como escribirlo.
Y se va diciendo hasta mañana, caminando despacio de la mano su niño que se gira y sonrie.
Los gemelos vienen corriendo a mi
¨Habéis hecho un fuego¨, ¨eso no se hace papa¨ ¨¿Que habéis quemado?¨
¨El pasado¨ me río ¨¿Que os ha contado vuestro amiguito?¨
¨Que desde hace unas semanas cada noche duerme junto a su mama en las nubes¨
¨Pa, ¿cuando nos llevas a nosotros a las nubes?¨
Les miro despacio y les digo mirando a las nubes
¨Si estuvimos ayer, ¿ya lo habéis olvidado?¨
Los dos con cara de picaros comienzan a reír ¨Y fue muy divertido¨ dice uno ¨Y saltábamos y sabían a sirope con crema¨ grita el otro ¨Y... y...
Y se van corriendo entre gritos..
Ellos si
ellos son de ayer hoy y mañana
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