Pensando en Blanco

Fue así de repente, sin previo aviso, que se me acabaron las ideas. Y bueno, tampoco es para extrañarse, porque ya tengo 30 años; algún día se me tenían que terminar.
Al principio me preocupé un poco, creo que es natural, pero sólo al principio.
Lo primero que noté fue que empezaba a rendir más en el trabajo. Simplemente, hacía mi tarea y punto; ya nunca más tuve esos espacios de tiempo en que te dedicas a darle vueltas a las cosas. Mi jefe está muy contento al respecto. Es curioso porque en esta empresa estamos cansados de oír que quieren gente con ideas e iniciativas propias...
Creo que he perdido algún amigo, porque había gente con la que sí que hablaba de cosas nuevas de vez en cuando y han empezado a aburrirse conmigo. Pero sólo un par de personas; con todos los demás me entiendo cada vez mejor.
Y no, podría parecer que la vida es más aburrida sin ideas, pero para eso están la televisión, los periódicos, el fútbol, las modas, que tienen la ventaja de que luego tienes muchas cosas en común con mucha gente y claro, muchos temas de los que hablar.
Lo que sí me gusta más cada día es ver la televisión; es que te cuentan tantas cosas interesantes y sale una cantidad de gente tan original, que son los mejores ratos del día, los que paso viendo la tele. Y además te aconsejen sobre lo que tienes que comer, que beber, que comprar e incluso que pensar.
También me he afiliado a un partido político, que tiene la ventaja de que es un sitio en que las ideas las tiene uno y ya está, todos los demás nos las aprendemos y luego las repetimos como si fueran propias. Además me invitan a fiestas, actos sociales, cosas así. Y luego está la cosa de que siempre sabes a quién tienes que votar; es algo realmente práctico.
En resumen, que a parte de ese par de amigos que he llegado a pensar que sólo me apreciaban por mis ideas –así que no eran realmente mis amigos-, me va mucho mejor con todo el mundo. Incluso he hecho amigos nuevos.
Y también está lo de mi novia, que nuestra relación ha mejorado mucho; ahora nos entendemos perfectamente y apenas discutimos. Creo que vamos a casarnos.
Así que me convertido en una persona sin ideas, pero feliz. Y creo que si nunca hubiera tenido ideas, lo habría hecho todo mucho mejor.
Pues eso, que esto es exactamente lo que me ha pasado. Y ya no se me ocurre nada más que contar.