Quiero abandonar la rueda giratoria

Soy un hámster humano, me paso el día girando la rueda de mi vida.
Como soy más grande que los hámsters normales, tardo en dar una vuelta completa aproximadamente veinticuatro horas. La velocidad con que la muevo depende de muchos factores internos: de mi estado de ánimo, mi salud física y mental... Además hay factores externos: el clima, la familia, el trabajo, los amigos...

Una vez estuve tan triste y tan deprimido que la rueda estuvo girando cinco años sin parar. Llegué a creer que me moría de pena, pero salí adelante.
No os penséis que he estado a lo largo de mi existencia moviendo la rueda,
también he tenido momentos felices. Y es precisamente después de esos instantes cuando me doy cuenta de mi situación. ¿Qué sentido tiene mi vida si es siempre igual?

En la rueda no me falta trabajo, ni comida, estoy en mi ciudad... pero no me sirve, ya no me reconforta. Últimamente estoy un poco agobiado, porque hace poco el amor consiguió bajarme de ella durante cuatro días. Fui tan feliz, que cuando tuve que volver sentí rabia.
Sigo aquí, girando... pero puede que algún día la abandone para no volver. Ya no basta con estar alimentado, comprarme ropa o emborracharme de vez en cuando.
Me gustaría discurrir entre la maleza. Deseo saltar, encontrar a mi compañera y disfrutar de la “verdadera” vida. El problema no es que ella esté muy lejos de mí, eso es lo de menos. Lo verdaderamente triste y duro es que ella también está girando en su rueda y tengo miedo a saltar sólo. Puede que esta vez si que me muera de pena...