sencillez

Rebuscando en los confines de mi alma,

encuentro un ídolo de barro,

moldeado con palabras, con esfuerzos, con fracasos,

con un sol que calienta y se me escapa,

con tus manos que acarician mi silencio.

Y ese señor sentado al borde de la aurora,

sonríe mientras toca la guitarra,

los acordes se dibujan en el aire,

y yo aquí, y tu allí, y todo pasa.

Y encuentro cada día, al niño que me mira y que me habla,

que me llora,

que me ríe,

que me canta.

Un niño sin forma todavía,que va perdiendo el miedo,

a la noche, a los fantasmas.

Una niña que confía,

en los seres que la llevan de la mano,

una niña que se esfuerza,

en hacerse un presente en este agujero.

Un presente lindo, largo y espeso.

Una lucha a gritos,

contra todos los silencios,

los espacios vacíos,

y los recuerdos.

Esa niña que recoge en la calle al perro enfermo,

lo cuida, lo besa, lo mima,

le enseña a hablar inglés,

y lo hace libre de nuevo,

llora al ver al tirano con botas negras,

que aplasta a pisotones las estrellas,

y hace zumo de aurora cada día,

que se esconde el sol en el sobaco,

chasquea los dedos,

y comienzan a llover mil niños muertos,

mientras crece una flor, sola en el infierno.

Un ojo extraviado mira al futuro,

mientras abrazo al presente que se escapa,

buscadme al final del arcoiris

allí es donde me prostituyo;

por una sonrisa ;gratis, gracias.

(de: la mirada orgullosa del caido )