Estaba trabajando, cuando sonó el teléfono: Llaman a la puerta. Me dicen. Pero no te impacientes que te esperan. Yo, terminé el trabajo y esperé el cambio de turno para salir corriendo.
Llegué a casa, y ahí estaba preparando todo para la llegada, aparentaba tranquilidad pero seguro que estaba tan impaciente como yo. Venga, vamonos caminando, hay tiempo, a pesar de ser diciembre era un día guapísimo.
Cuando llegamos, enseguida nos llevaron a una habitación, el cuarto de espera, después de mandarme entrar y salir unas cuantas veces, recuerdo que en una de esas salidas me dio tiempo a almorzar, aunque no tenía mucha hambre, disfruté de esa comida (ahora pienso que fue la última comida antes de su llegada). Después todo se precipitó. Venga rápido ponte este traje verde, que ya llega. Al rato ya estaba aquí con esos ojos grandes, mirándolo todo, como diciendo:”Aquí estoy y ¿tú quién eres?”. Supongo que con el tiempo sabrás quien soy yo y yo sabré quien eres tú, antes eras sólo un gusanín y ahora... y ahora hace ayer nueve años de tu llegada.
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