Un joven paseaba por la calle, junto a la esquina, iba camino de su casa al caer la tarde, cuando ya oscurecía. Y he ahí que en la oscuridad y tinieblas de la noche le sale al paso una mujer astuta y alborotadora. Le agarró del brazo y le besó y con semblante descarado le dijo: hoy he salido a encontrarte y te he encontrado. He adornado mi cama con colchas de seda. ¡Ven y embriaguémonos!, pues mi marido no está en casa. Enseguida lo convenció con la suavidad de sus palabras y marchó tras ella como buey que va al matadero, como alimaña que cae en la trampa..Y así marchó, camino de las cámaras de la Muerte: dos cosas te pediré, ¡no me las niegues antes que muera!:
La tierra que jamás se sacia de aguas y el fuego, que nunca dice ¡basta!
Enviado hace 19 años 9 meses por sepher.
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