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En el descansillo de la escalera, cuando bajo corriendo por las mañanas, con el café aun en la boca, me encuentro siempre a un niño que me pregunta con voz deliciosa.
-¿ Donde vas ?. Yo le respondo, que voy al mundo a trabajar. Él abre mucho los ojos, y dice bueno, ya jugaremos otro día. - ¿ Mañana ? . Si mañana- respondo yo. Y el niño se queda ahí en las escaleras, muy quieto, está pensando, con sus enormes ojos abiertos. - Yo tengo una colección de insectos, me dice, y tu eres una hormiga...oO


Como una vela,

esperando una mano que la sostenga

creo que muero

ya no queda cera.

Mano de fino alabastro

hace titilar tu frío

mi antorcha.

Lejos, muy lejos,..oO

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Retales de ausencia.
...y es que un sueño roto no es tan horrible como un sueño descosido.
La gramola sonaba en la esquina oscura del salón, un disco de Gardel
daba vueltas y más vueltas mientras el ritmo de tango se superponía al
sonido de la máquina de coser que no había parado de funcionar en toda
la tarde. La vieja “ Remedios” cosía a toda prisa el vestido de novia
de su nieta. - Un sueño roto no es tan horrible como un sueño descosido
- repetía una y otra vez - la vida nos va deshilachando, deshilvanando
como trapos viejos y sucios. ¿ De qué sirven los retales ? ¿ De qué
sirven los zurcidos ?
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Llamaron a la puerta, sujetó al pequeño gato, que era el primero en
acudir cuando oía pasos en el descansillo de la escalera, - ya voy, ya
voy - dijo cuando la llamada se volvió a repetir. ¿ Quién diablos puede
ser a estas horas ?. Abrió con cuidado y su cara se iluminó al
instante. - Pequeña ¿ Qué haces aquí ?.
- No podía dormir Tía Remedios, quería ver el vestido otra vez.
- Pero si ya lo has visto por la tarde, te lo has probado y te queda
precioso.
- ya lo sé, pero estoy tan preocupada últimamente...
- Mi niña... ¡ Todo saldrá bien ! -dijo, mientras el gato se escurría
bajo la mesa de la gramola.
- ¿ Qué es eso tan bonito que escuchas, Tía ?
- Recuerdos, no son más que recuerdos. Por cierto, aún no me has dicho
que quieres que te regale.
- Tía, que hagas mi vestido ya es suficiente.
- No, no tú eres la nieta de mis ojos, quiero darte algo más, algo
especial.
- Bueno, pues que sea una sorpresa.... ¿ puedo quedarme a dormir en el
sofá ?
La vieja asintió, ¿ Cómo negarle algo a esos ojos suplicantes?
La niña se adormeció acurrucada en una manta vieja. Y Remedios pensó
que la belleza de la pequeña era mayor cuando resaltaba sobre los
harapos que la cubrían. El pequeño gato dormía encogido sobre su nieta
encontrando un calor que los protegía a ambos.
Remedios, cesó por un momento de darle al pedal de la máquina de coser,
y el sonido de los tangos se hizo más intenso, parecía que Carlos
quisiera ser más que voz. Entonces ella se acercó al cajón de la cómoda
y de lo más profundo sacó su viejo vestido de novia, al que le faltaban
algunos trozos que había utilizado para el traje que ahora descansaba
sobre la máquina.
Y la voz se hizo carne, y Carlos la llamó con la mirada para que se
sentase a su lado. Charlaron como dos viejos amigos, mientras la
botella de anís se resignaba a resbalar vacía bajo el sofá.
- Te han salido arrugas, Carlos, la muerte no perdona.
- A ti también Remedios, parece que la vida tampoco lo hace.
- Ahora soy más sabia - , dijo Remedios.
- Ahora no te sirve.
- ¿ Quieres bailar ? No pretendo seducirte, pero me quedé tan vacía
cuando te fuiste, cuando desgarraste mis sueños y dejaste mi alma llena
de jirones de tela que nunca supe recomponer.
- Yo no me fui ; tú te quedaste. Además, ¿ Cómo quieres que baile con
una vieja que pretende lucir un vestido roto y apolillado ?
Remedios se miró de arriba a abajo, ¡ era cierto ! Había grandes
agujeros en todo el vestido ! ¡ Agujeros que se hacían cada vez más
grandes ! , parecía como si la mañana quisiera sorprenderla medio
desnuda. Pero ¿ Quién se creía él para despreciarla ? Recordó siendo
niña, como las demás se reían de ella cantando aquella horrible canción
:
“ Remedios “ remiendos “,
vete a jugar con los vientos,
“ remiendos” Remedios
vete a bailar con los muertos “
Y se oyó a sí misma tarareando la música. Mientras tanto su nieta había
despertado y sentada en el sofá miraba atónita frotándose los ojos :
- ¡ Qué hermoso vestido, Tía Remedios !
El pequeño gato privado del calor del joven cuerpo, se entretenía
golpeando la botella de anís contra la pared, hasta que consiguió que
saliera rodando de debajo del sofá y fuese a detenerse en el centro de
la sala, allí la tanteó con su pata y viendo que no estaba viva perdió
todo el interés.
- Dámela tía, yo la bajaré a la basura cuando me vaya. Él ha vuelto ¿
verdad tía ?
Pero la vieja “Remedios” no contestó, se afanaba más que nunca en la
máquina, mientras cantaba , sonreía y pensaba - los sueños rotos no son
tan horribles como los sueños descosidos- al fin había decidido cual
sería el regalo que haría a su nieta. Sí, una bolsa con bolas de
alcanfor para que guardara siempre junto a su traje de novia, - la
polilla jamás agujerearía sus sueños de juventud. Sí, ese era el mejor
regalo. Y ella seguiría cosiendo rotos sobre descosidos, zurciendo los
agujeros que dejan los sueños; y cosiendo retales, sí, retales de
ausencia. <<cp>>copypapel..oO


¿ DE QUÉ SON TUS LÁGRIMAS ?

Caminaba por el camino aquel con los pies cansados, entre los árboles que susurraban palabras al mediodía. Con los ojos cerrados por no querer ver nada de lo que rodeaba a la nada. Encontré a la niña que lloraba en el suelo, una niña percibida por mis sentidos, pero mi corazón me dijo que era una mujer atrapada en los recuerdos de la infancia.
Lloraba sin motivo aparente, si es necesario un motivo para llorar aparte de haber nacido, pero ella lloraba. Mirarla no bastaba para el consuelo, entonces pregunté:
- ¿ De qué son tus lágrimas ?
- Mis lágrimas son de agua y sal. Son cálidas en el rostro y saladas en los labios. Enturbian mi mirada y sí apenas te distingo.
- ¿ De qué son tus lágrimas ?- pregunté por segunda vez.
Mis lágrimas son de las preguntas que hice y jamás fueron respondidas, son de los gritos que me lanzaron cuando no preguntaba nada. Mis lágrimas son dudas que exorcizo al llorarlas, son travesuras del duende que juega en mi corazón y al que no he conseguido educar. Son lágrimas imaginarias cuando lloro sola, y son reales cuando tú me ves llorando.
- ¿ De qué son tus lágrimas ?. Pregunté por tercera y última vez.
Mis lágrimas lloran porque yo las lloro, mis lágrimas son cera derretida del cirio del corazón que arde. Son lágrimas puras porque yo no pertenezco a ningún presente ni lloro por ningún pasado. Son lágrimas húmedas porque no las ha secado el viento de la libertad que aúlla en mi cabeza.
Si mis lágrimas caen sobre el barro, podremos modelar niños de carne y hueso, si caen sobre el oro lo corroerán, como corroen tus manos mi cuerpo en el abrazo. Si mis lágrimas caen en el hielo, lo horadarán y saldrán a nadar a la superficie peces de colores. Si mis lágrimas no caen porque yo las guardo fluirán hacia mi interior y harán naufragar mi mente.
Hoy lloro porque me ves llorando, pero cuando salgo al balcón, bajo la lluvia, mis lágrimas se confunden y se enredan al día que me vive, y no son lágrimas, son sólo un pedazo de cielo que se rebela y alborota. O cuando lloro en el mar, sobre tu nombre, ¿ Crees quizás que entre tanta sal son algo más que una minúscula proeza ?
Son sólo lágrimas ¿ no lo entiendes ? Yo no me pararé a explicártelo porque hoy es tarde, el sol se oculta y el día parece que se marchita.
- Yo lameré tus heridas como el perro fiel que espera a su amo en el vano de la puerta.
- No, porque sencillamente a ti no te importa que yo llore, a ti lo que te importa es que llore abrazada a tu cuerpo pero sola. Por eso lamerás mis heridas como un perro que lame las suyas propias, tus heridas de deseo, tus heridas de silencio, tus heridas que son como las mías, pero yo las lloro...oO