-…a esas horas entre ya me la he pelado y aun no puedo dormir… a esas horas es cuando mejor pienso… - dijo bonachón y sonriente. –a esas horas ya con la cabeza vacía es cuando me vienen las ideas, millones de ideas, geniales ideas… las apunto donde sea antes de quedarme dormido… a veces en papeles pringosos… ya sabe usted. Cualquier sitio –prosiguió embalado y sonrojado- ideas geniales… Luego por las mañanas continúo con ellas ya despacio, osea, las visto, las maquillo, les pongo sombreros… Que una idea hasta que tiene sombrero se te puede escapar de la cabeza... y sabe cuantas se me escapan cada noche... las ideas son como la sombra de algo, pensad en una sobra sin recordar el algo, no existen sueltas. Las ideas son el esbozo, el roce de la genialidad.
-La que me dio el novel fue una de esas, y de no haberla apuntado en ese papel pringoso se hubiese ido cuando me desperté por la mañana...
Se dio cuenta al levantar la cabeza como le miraba la presentadora y los demás tertulianos. Un silencio que pesaba, cara de espanto en alguno y destellos de risa en más de uno. Y se sobresaltó al ver la cara de todos los niños, curiosa, la cara perspicaz de saber que le iban a preguntar a los papas implacables las próximas semanas…
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-¿Pero como soltaste eso?... en un canal cristiano y delante de un grupo de niños... ya ya ya no me lo digas, te dejaste llevar... si no me parece mal, pero déjame quejarme ¿vale?
-Ya… perdona
-No me pidas perdón porque no hay nada que perdonar. Yo te conozco y te quiero así, vamos anímate...
-Se me escapó… me dijiste ser sincero y eso hice…
-Bueno, ya no se puede cambiar nada… has visto los titulares:
Este se titula “articulo escrito a esas horas entre ya me la he pelado y aun no puedo dormir”. No sigo leyendo. Y este esta mucho mejor, “premio novel escandaliza a niños en el programa “ciencia cristiana”... un programa dirigido para niños el famoso Nóbel soltó una retahíla de disparates... ¿ sigo?
Y este...
-Vale vale no sigas... dijo cabizbajo.
-No, este te va a gustar. “Entre semen y genio”...
El teléfono no ha parado de sonar toda la mañana. Y creo que no es para felicitarte...
-Te lo dije, y te lo repito, no juntes la ciencia con la religión.
-Vamos solo quería animar a los niños a investigar.
Elia sonrió, -supongo que les has animado a investigar otra cosa-. Puso el café despacio y cuando el aroma invadió la sala soltó una carcajada.
-La verdad es que me reí al ver la entrevista, me reí tanto... y le dio un abrazo.
Dos años después su cuerpo pálido yacía detrás de un cristal. Era una muñeca arañada de vida que parecía que la tenía toda si no mirabas más de tres segundos. Izan sostenía sus manos y sus lagrimas, como yéndose a la nada. Y enfurecido quería pensar en la muerte más de lo que era. Lejos de la ciencia que es donde recae el dolor, lejos de la energía que se trasforma.
Pensó en ausencia, y la quiso hacer tangible, en una formula, llena de parámetros. Y descubrió atónito que tenia la formula matemática de la ausencia.
La escribió en un pañuelo mojado y la metió en su bolsillo izquierdo que tenia un agujero que ya había hecho estragos en su calderilla. Minutos después cuando regresaba cabizbajo hacia una taza de café y soledad, la formula de la ausencia volaba con el viento.