Érase una vez un muñeco de nieve que estaba enamorado de la luna. Todas las noches acechaba con sus ojos de botones el firmamento en busca de su anhelo. Esperaba ansioso la caída del sol para que el brillo de ella se convirtiera en el suyo.
Despacín, la luna avanzaba, desnudando su blancura, hasta esconderse en el biombo de la penumbra. Ese día, el muñeco dejaba su imaginación volar, su nariz de zanahoria se estremecía pensando que algún día él la ayudaría a desnudarse, y acariciaría los tersos cráteres con sus manos de palo.
Pero ese día nunca llegaba y sus pensamientos pasaron de disfrute a frustración. Cada vez estaba más triste, lloraba lágrimas por todo su cuerpo haciéndose más y más pequeño. Su bufanda raída llegaba ya al suelo, y para colmo, la llegada de la primavera era inminente.
A primeros de marzo, cuando solo le quedaba la cabeza y un botón, un destello de tristeza llamó la atención del sol.
-Muñeco, muñequín, pero ¿qué te ocurre?, te estás derritiendo demasiado rápido de tanto llorar...
-Amo la luna pero jamás podré llegar a ella.
-¿Por qué dices eso?, ¿No sabes que yo puedo hacerte llegar...? Estate tranquilo, si es lo que deseas, llegarás.
-Y, ¿cómo me vas a ayudar?
-Pues mira, mañana calentaré muy, muy fuerte, te derretiré del todo y evaporaré toda tu agua, y con la ayuda del viento, que es mi amigo, te elevarás directo hasta la luna.
-Pero si me derrito, dejaré de ser muñeco, y la luna no sabrá quien soy...
-Serás nieve, y podrás descansar sobre ella eternamente, porque allí hace mucho frío. Eso sí, jamás podrás volver, porque en la luna no hay viento, y yo no tengo demasiada fuerza allí.
- Descansar sobre ella eternamente... si, siii!, eso es lo que desea mi corazón de escarcha, querido sol, aunque ella no sepa quien soy.
Al día siguiente el sol cumplió su palabra, y el viento les ayudó. Por la noche el muñeco yacía en el Mar de la Tranquilidad en forma de nieve. Respiró hondo agradecido, y con su ojo-botón, que por allí estaba tirado, se fijó en una esfera azul rasgada por espirales blancas, y pensó para sí,
- Creo que me he vuelto a enamorar.
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Comentarios
Yo creo que ese muñequito de nieve representa a nuestros corazones que despues de tanto anhelar tanto,si tenemos fe,todos podemos llegar a conseguir lo que queremos
sí, para luego perderlo, o no saber que hacer con ello...
µê¶■├å
lo que tanto ha costado conseguir, al final no nos interesa. Tanto esfuerzo, tanta tenacidad... para nada (o para enamorarse otra vez). Me gusta este cuento Nagual. Realidad en forma de nieve.
Me recuerda a ciertos relatos de Oscar Wilde.
aunque no llego a entender como llego el ojo de carbon a la luna , y por que la NASA no ha hecho publicos los resultados en que reconozcan de una vez que se ha encontrado agua en forma de hielo en el mar de la tranquilidad ! seguro que todo esto es una gran conspiracion ! probablemente extraterrestre o terrestre dependiendo, esto ultimo , del punto de vista del obervador.