Los Reyes Magos me trajeron una Biblia (no pone la editorial, sólo pone © San Pablo, 1989. O sea, que la ha escrito un santo desde el más allá. Se lo diré a Iker Casillas para que lo investigue). Hoy me dio por empezar a leerla, y en la introducción enumera las posibles lecturas o enfoques que se pueden sacar de ella. Uno de ellos es la lectura “en clave de justicia”. En este momento, pienso... ¿qué coños es la justicia? Y me voy al Diccionario de la Real Academia (22ª ed. on-line) y me dice en la primera acepción:
Justicia es una de las cuatro virtudes cardinales, que inclina a dar a cada uno lo que le corresponde o pertenece. Entonces, inmediatamente me pregunto ¿cuáles son las cuatro virtudes cardinales? Y la Wikipedia me responde:
Las cuatro virtudes son la prudencia, la justicia, la templanza y la fortaleza. Me voy a ver lo que dice la wikipedia sobre la Justicia y clico en ella. La cosa se complica. Pero me quedo con una. La justicia desde el punto de vista cultural es subjetiva. Viene determinada por un consenso social que determina lo que está mal o está bien. La justicia es una subjetividad de la mayoría. Y un poco más abajo, en la misma página de la wikipedia, se desarrolla esta idea, por un grupo de pensadores llamados utilitaristas. Así que me voy al enlace utilitarista. Y, ¿qué me encuentro? Un galimatías. Que si al maximizar el bien, a veces surgen aspectos fuera del sentido común; visiones negativistas, kantianas, utilitaristas del acto, críticas al utilitarismo... Ufffff
Y de pronto me veo en el programa de “Tengo una pregunta para usted” preguntando a Zapatero ¿qué es para usted la justicia? y él respondiéndome a la gallega ¿y qué es para usted? – Señor presidente, sé que usted no es gallego, por favor, no me responda con otra pregunta – ya, pero me gustaría conocer su enfoque para acercarme a sus pretensiones, a lo que le respondo, - mis pretensiones no le importan a nadie más que a mi. ¿Me quiere responder a mi, o a la audiencia? ¿está intentando maximizar los beneficios de su respuesta? En tal caso ya me ha respondido a la pregunta.
Tras una Mahou y un chupito de bourbon cierro este ensayo con el primer párrafo que escribí, y que ha ido bajando a medida que redactaba todo lo que está por encima de él:
Debería de debilitarse el poder de las mayorías dentro del sistema político. Es imposible que más de 40 millones de individualidades que hay en España, todas y cada una de ellas, con diferentes formas de pensar, y con diferentes ideas, estén básicamente representadas por dos únicos partidos políticos. Es necesario diversificar las opciones, que haya una verdadera democracia dentro de las cortes y no una dictadura bipartidista, condicionada por un tercero en caso de que no obtengan mayoría.
La política debería atomizarse. Que el parlamento sea un punto de encuentro, no de enfrentamiento. Si hay dos, por narices se enfrentan, no les queda otra para mirarse a la cara. Si hay 50, no les queda más remedio que ponerse de acuerdo.
El resultado entre la democracia actual y una dictadura es de 2 a 1. Es decir, que podemos elegir entre dos dictadores, en vez de uno. La democracia gana sólo por uno. Un pobre marcador. Nos merecemos más goles. Más justicia.
- blog de Nagual
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