En medio de la oscuridad, Raquel había sentido la necesidad imperiosa de gritar, pero su garganta no se lo permitió. No había sido un sueño, era la realidad más absoluta quien la perseguía. Todavía se escuchó a sí misma la respiración entrecortada y notó los golpes de su corazón en el pecho. Se levantó con la única idea de no pensar. A tientas llegó hasta la bañera. Sí, un baño le sentaría bien, la relajaría. Buscó unas velas e improvisó una especie de velatorio flotante. Cuando se sumergió en el agua aún temblaba. Tomó aire y el agua la envolvió...oO