Los niños del coro

Querido anónimo, tus mensajes aparecen duplicados. Simple observación.

Los chicos del coro, dices. Bien.

Dicen que 'Los chicos del coro' será la película que represente a Francia en la próxima edición de los Oscar.

Su argumento básico es el regreso de un músico a su pueblo natal, donde comienza a trabajar como vigilante en una escuela-residencia de chicos donde cada uno de ellos tiene problemas familiares (o sin familia que les den problemas).

El vigilante-profesor se hace cargo de una clase con la que inicia, sin consentimiento del malvado y enloquecedor director del centro, un proyecto de coro, alimentando así su vocación musical. Distribuye a los chavales por voces y forma un coro de dos voces a los que enseña canciones que él mismo compone por las noches, mientras vigila cómo duermen los alumnos.

La música es lo mejor de la película. Se la ha acusado de tener un guión que va perdiendo fuerza y de tratar a los personajes como guadianas que aparecen y desaparecen inexplicablemente. Sin embargo la película me pareció realmente bella, por fin una película sin sexo, sin violencia, sin ordenadores, sin estrés, sin morbo, simplemente unas voces, unos chiquillos sin futuro prometedor, unos pupitres con tintero y un bosque rodeando todo el escenario.

Pero sigo con el argumento: el coro brilla con luz propia por una voz, la de un chiquillo (espléndido el casting, vaya ojazos) que tiene una voz prodigiosa, y al que se le asignan los solos de las diversas obras. El coro llega a oídos de altos cargos de la ciudad y al final hacen un concierto en el que el director del centro intenta asignarse todas las condecoraciones (cuando siempre odió el coro).

La película se centra también en la historia de un niño huérfano que cada sábado, día de visitas familiares, espera que llegue su padre a recogerle. Cuando el profesor, director del coro, músico fracasado, actor espléndido, decide irse de la escuela pues considera que su labor ha finalizado, se encuentra con que el pequeño mocoso quiere irse con él. Entonces él se da cuenta, qué demonios, es sábado.

La historia ha sido contada en realidad por el famoso tenor que logró una formación musical en el conservatorio gracias a las recomendaciones de aquel profesor que descubrió en él el diamante que todos, en alguna parte, tenemos sin pulir.

Vedla.