Miércoles

Miércoles de un frío enero. Susurrado en un gélido viento que asola Moscú. Dos alcohólicos muertos. Ivan Pertrovich a las dos y siete minutos de la madrugada, tumbado en el suelo después de ingerir más de dos litros de Vodka. No lejos de allí, en Washington, cuarenta y ocho horas antes de que el último ser humano desaparezca de la faz de la tierra, James Mathow, con cerca de litro y medio de wiski en su estómago, es atropellado al cruzar la calle dando tumbos, por el autobús número cuarenta. En él viaja Marta Fernández, tercera generación de inmigrantes mexicanos enriquecidos por el negocio del tequila. Y arruinados por el negocio del juego. Que mira nerviosa el reloj, se levanta y se dirige al conductor.
-Vamos a seguir mucho tiempo aquí parados?- pregunta histérica.
-Depende... si está herido sobre quince minutos y si está muerto media hora... pero si esta herido y se muere en esos quince minutos no baja de cuarenta minutos seguro... ¿Acaso desea la señora hacer una apuesta?.
-¡Mierda!.- Sale corriendo y un minuto y treinta segundos despues coge un taxi. -A la Casa Blanca, y rápido- dice mientras recupera el aliento.
-Rápido y a la Casa Blanca, la señora paga la señora manda.- Responde sarcástico el taxista.
Llegan en once minutos y treinta y ocho segundo, Marta respira aliviada, ha ganado seis minutos respecto al autobús.
Raymon Nermon, vigilante de seguridad en la entrada, le guiña un ojo. Hace exáctamente tres días y siete horas que ha hecho el amor con Marta, por vigésima tercera vez. Él aún no sabe que está enamorado de ella, ninguno de los dos sabe que uno de sus espermatozoides se ha fusionado con un óvulo de Marta, que si la raza humana no se extinguiera en dos días y seis hora hubiese nacido un bebé de tres kilos dosciento gramos al que le llamarían Jose.
Sonriendo le hace una reverencia -La reina no debe perder un instante, adelante.
Sus dos compañeros de seguridad se ríen. Uno de ellos mira disimuladamente sus pechos y se recrea imaginándose la escena sexual que Raymon les ha contado diociocho horas antes.
El otro piensa que no parece una chica tan flexible y que Raymon exagera con sus batallitas sexuales.
Y Marta entra sonrojada. Desde la séptima noche que durmió con Raymon ahorra dos minutos y treinta y siete segundos en formalismos para entrar en la Casa Blanca, y gana un piropo distinto que la sonroja cada mañana.

Dos minutos y tres segundo después Raymon y sus compañeros reciben la orden de que “nadie, cualquiera que sea y cualquier razón que exponga debe entrar en la casa blanca a partir de este instante hasta nuevo aviso”.

Mai li, cuece triste trescientosesenta gramos de arroz, esa es la única comida que tendrán hoy ella su marido y su hijo. Su tristeza no es debida al escaso alimento. Su abuela decía: Nunca es escaso lo que al menos es escaso. Ella piensa lo mismo. Es algo más profundo que no puede explicar. Suspira mientras una lágrima resbala por su mejilla. El arroz crece en el arrozal, el sol nace y muere y el canto del ruiseñor llega a lo lejos. Sus ojos ven, y sus sentidos acarician el mundo. En su vientre crece una niña, los espíritus de los antepasados se lo han susurrado anoche y sabe que no puede nacer, un hijo por pareja; la ley es la ley para casi todos, dijo una vez su abuelo.
Mai li es hermosa, como una sonrisa entre los juncos... cantaron una vez unos labios desdichados que tuvieron que partir, un corazón que tuvo que volar, y convertirse en aquella lágrima que ahora se desliza por su rostro.
Mai li dijo adios a su hermana gemela hacia años, tuvo que partir, ya que una de las dos no podía haber nacido. Sus padres jamás dejaron que las dos salieran juntas; escondian a una cuando la otra paseaba, fue su secreto hasta que en la gran cosecha, aquella única vez en que lo escaso no fue escaso, reuniron el suficiente dinero para sacar a una del pais.
Mai li nunca se preguntó por qué no fue ella. Aquel azar, que por primera vez sintió malo, la habría llevado a un país donde su hija nacería.
No sabía que su hermana habia muerto hacía dos días. No volvieron a saber nada de ella desde hacía años. -La que parta no podrá volver, no ha existido, comenzará una nueva vida, donde los dioses la lleven sin mirar atrás, habia dicho su padre entre sollozos.
Esa lágrima era el eco de sus sollozos.

El Asesor Presidencial golpeó la puerta enojado, estaba fuera de sí, una de sus cualidades más notables era aquella frialdad con que afrontaba todo, nadie le habia visto nunca así.
Volvió a golpear la puerta gritando como un loco.
En ese instante Marta apareció en el pasillo, y se quedó inmovil, asombrada por aquel montón de gente. Nunca había visto algo así en sus tres años de servicio en la Casa Blanca.
El asesor presidencial volvió a golpear la puerta del servicio con más fuerza.
-¿Qué está pasando?- le preguntó a Lucy, su compañera de trabajo encargada también de la limpieza.
Lucy la miró muy excitada, -es de locos...llevan diez minutos así...de locos...
-¿Pero, qué pasa?-, preguntó de nuevo Marta.
-El Presidente, ¿sabes?, el Presidente... hace unos minutos fuí a limpiar el servicio como de costumbre pero no pude entrar... y de repente todos se volvieron locos porque había pasado el tiempo de localización del presidente, ¿sabes? Cada diez minutos tienen que saber en qué sitio está...y lleva ahí más de media hora...
-¿Me estas diciendo que?
-Sí, el Presidente se ha encerrado en el servicio... no quiere salir...
-¿Qué?
El Asesor Presidencial volvió a golpear la puerta .-¡Salga!, ¡salga!- gritó,-debe salir...
Un murmullo con la voz del presidente se oyó desde dentro...
-He dicho que no quiero... no quiero...
El Jefe de seguridad se acercó al Asesor..
-Tiremos la puerta abajo, asi de sencillo...- dijo un poco nervioso...
-Sí,- le apoyó el Consejero...
El Asesor les miró rendido -Ojalá fuese tan sencillo...
-Es una puerta, al fin y al cabo es una puerta...-repitió un guardaespaldas
-Una puerta de más de un metro de espesor... para ser más exactos una caja indestructible...- dijo una voz ronca que entro en el pasillo, El Ministro de Defensa...- ya sabéis, seguridad nacional...Fue a partir de aquel avión que casi se empotra en la Casa Blanca. Todos se asustaron, se decidio construir un refugio suficientemente seguro para el presidente, algo secreto, lo sabemos tres personas, la idea era construir un refugio para... ¿cómo decirlo?... salir al paso de una variante de peligro inexperada. Y, ¿qué mejor sitio que en un servicio?...
Todos suspiraron, aquello era demasiado hasta para la Casa Blanca..
El jefe de seguridad miró incrédulo, algo molesto, se sentía con la bastante importancia para conocer aquellos secretos. -Alguna forma habrá para echarla abajo. ¿Como es de resistente esa “secreta” caja metalica?
-Bien- respondio despacio el Ministro- la idea fue de que un Boing 707 caído desde 2000 metros de altura encima de la Casa Blanca, uhm!, sólo encontrarían el refugio y en perfecto estado...

Greek, se sentía eufórico, por primera vez en su vida pensó que había llegado a la felicidad absoluta, tenía una cerveza fría en sus manos, cinco más esperandole en la nevera, su mujer le había abandonado hacía dos días y el partido iba a empezar en unos minutos. Perfecto, pensó, nada podría ser más perfecto. Hizo un repasó mental, el teléfono descolgado, ese gigantesco sofá azul, por el que las desaveniencias en su matrimonio llegaron al culmen, abrazando su cuerpo, las zapatillas puestas y nada más que el sonido de la televisón de 70 pulgadas ante sus ojos. Sonó el timbre, una vez, dos, tres, golpes en la puerta, no estoy pensó, no estoy para nadie y sea quien sea está loco si piensa que voy a abrir. Y sin más su felicidad se derrumbó en un soplo de aire frío cuando la puerta cayó abajo,
Poco después estaba en la Casa Blanca en un pasillo lleno de gente histérica. Todos le miraban, todos esperaban una respuesta y por fin dijo: -Imposible, es totalmente imposible. La diseñe exactamente para eso, no hay otra forma de abrirla si no es desde dentro...
-¿Y cuanto tiempo puede aguantar ahí dentro el presidente... ya sabes; aire, agua, comida.. ¿cuanto?- preguntó el Asesor con ojos acusadores
Greek pensó en el partido, qué maldito día, -Bueno, aproximadamente, tres meses...no os pongáis así, fue lo que me pedisteis, ¿no?.
-Tiene que haber alguna forma, tienes que encontrar alguna forma de abrirla, ¿tú la diseñaste, no?.
Greek se sumergió en su mente, intentó apartar el partido de su cabeza y pensar en aquello con toda la concentración de la que fue capaz. Una idea iluminó su cara..
-Quizá...bien, se me ocurre algo, yo no puedo, ni sé ni sabría cómo, pero, hay alguien que quizá sea capaz de abrirla, sólo ese alguien; hace dos años hubo un atraco en la central de un banco de Arkansa, -se ruborizó- un tal Hami Hand, lo leí en los periódicos, jamás olvidaré ese nombre, en tres horas consiguieron abrir una caja de seguridad diseñada por mi, increíble, impensable in...

-¿Le habeis encontrado?.- preguntó nervioso el Ministro.
-Sí, bueno, más o menos, le hemos localizado, pero...
-¿Pero qué?... que lo traigan lo antes posible.
-Bueno, es que...hace dos días que... le han ejecutado en la silla eléctrica... En aquel robo uno de sus hombres mató a un guardia de seguridad...el gobernador de Arkansa busca ser reelegido, ya sabes, necesitaba un poco de popularidad y la silla eléctrica siempre ayuda...

Alrededor de la mesa los tres se miraron. El Asesor sintió un sudor frío en su cuello, alguien tenía que decirlo -¿Y ahora, qué?
-La reunión es dentro de una hora, una hora; hay que pensar algo, y rápido- dijo nervioso el Ministro.
-¿Alguna idea?- preguntó el Consejero
--Deberíamos retrasarla, necesitamos tiempo. Os aseguro que es el mejor psicologo de toda la ciudad, le convencera para que salga.
-Retrasarla! Imposible, -grito furioso el Ministro. -Tenemos a los líderes de China y Rusia apunto de saltarnos al cuello en esa reunión. A todo el electorado esperando ver cómo mañana se pone en funcionamiento el escudo antinuclear en el que nos hemos gastado su jodido dinero, y dependemos de un chiflado psicólogo convencechiflados, es de locos......
-Bien, y ¿qué se te ocurre?... o sale o no sale, no le podemos sacar; el presidente esta sentado en la taza de un water en una caja de acero...
-La única solución es tiempo, en eso tienes razón. Bien- dijo el asesor intentando recuperar un poco de seriedad- se encuentra indispuesto, enfermedad, ataque al corazon, lo que queráis, eso nos dará tiempo. Supongo que es una razón suficiente para que la reunión se posponga algún tiempo. ¿Alguna idea mejor?

El psicólogo se sentó con ellos, con cara tranquila, parecía traer buenas noticias
-Bien, ¿has conseguido algo?- preguntó el asesor.
-Bueno, la respuesta más acertada es sí; sufre de un trastorno maternal del sentimiento que expresa en...
-¡Al grano!- gritó el Ministro.
-No irá a la reunión, dice que el líder chino mide mucho más que él y que se siente un enano a su lado,. Un complejo que arrastra desde la infancia, os podría decir que esa es la razon de que haya querido ser presidente, tiene un terrible complejo de enano. En resumen, si va a haber gente más alta que él no hirá...
Todos se miraron asombrados, y con estúpida sorpresa se dieron cuenta que eran el equipo presidencial más bajo que había habido en la historia del país.
-Creo que en un mes, a lo sumo dos, con terapias diarias, conseguiré que supere su complejo.

La decisión fue tomada; nadie de los que sabían lo ocurrido podría salir de la Casa Blanca. El secreto debía quedar allí hasta que consiguiesen convencer al presidente de que no era tan bajito, o de que lo era y bajito como era, saliese. Un comunicado fue hecho a la prensa de que el presidente tenía graves problemas de salud. La reunión de los altos mandatarios fue pospuesta con el consiguiente malestar general.
En ese momento Marta y Lucy salían por la puerta. Todos los pertenecientes a la sección en la que estaba el servicio donde seguía sentado el presidente quedaron en un extraño estado de cuarentena. Pero Marta y Lucy no pertenecían a ninguna sección en concreto, ellas se dedicaban a la limpieza eso era todo. Ninguno de los perfectos planes de seguridad de la casa Blanca preveía que el presidente se encerrase en el servicio, y nadie reparo en ellas, ya que después de un rato de ver todo el ajetreo y que el presidente no quería salir, fueron las únicas que siguieron tranquilamente con su trabajo, y la orden de cuarentena les pillo limpiando en otra sección, y tal fue el secreto de mantener el secreto que sólo los que tenían que mantenerlo lo supieron.
Marta le susurró algo a Raymon antes de salir. -Te espero a las ocho.

Marta miró el reloj, las ocho y media, a las nueve lo volvió a mirar, a las diez lo tiró contra el suelo; no se le ocurrió pensar que con todo aquel ajetreo Raymon tuviese que quedarse unas horas más, muchas más. Fue entonces cuando los genes llegados desde la generación de fabricantes de tequila le susurraron algo. Cerró la puerta de un portazo y se dirigó al bar. Treinta segundos después el teléfono de su casa sonaría pero ella ya no estaría allí para responder. Con el tercer tequila recordó a sus abuelos. A su abuelo le mató el hígado o acaso su abuelo mató a su hígado; recordó como volvía cada noche a casa tambaleándose, de su pequeña destilería de tequila. Una noche en medio de una tremenda discusión la abuela le recriminó que se bebía la mitad de el tequila destilado, que, o eso cambiaba, o ella se marcharía, Él la amaba tanto que a la mañana siguiente salío hacia la destilería con una resolución en su cabeza; aumentó la producción y aunque seguía bebiendo lo mismo ya no era ni la mitad de la mitad. Asi es como comenzó a llegar dinero, cada vez más y más dinero, y la abuela se amansó con él. Añoró aquellos tiempos de niñez y felicidad.
En el quinto tequila pensó que hoy era miércoles, un frío miércoles de enero...Con el sexto, simplemente eruptó y pidió el octavo.
Fue entonces cuando se fijó en la televisión; el Ministro contaba la grave enfermedad del presidente, razón de su ausencia en todos los actos públicos. El bar se quedó en silencio con todos sus ocupantes absortos en aquellas palabras.
Fue entonces cuando Marta Fernández, se rió y su lengua comenzó a contar una increíble historia que no recordaría al día siguiente.

Todos en la redacción del periódico le miraron asombrados, muchos esbozaron una amplia sonrisa esperando que fuese otro el que soltase la carcajada. Pero el director le miraba serio, casi enfadado, ¿si era una broma qué clase de broma? y si era, que no lo era, verdad, ¡qué verdad!.
-Punto uno, el presidente no quiere salir del servicio. Punto dos, el chivatazo ha sido una borracha en un bar. Punto tres, aún no te has enterado de la seriedad con que trabajamos en este periódico. Mierda de becarios...-gritó exaltado, -¡Vamos a mi despacho!.

Fue un record de tirada, luego el eco de los informativos especiales, informativos, desinformativos. En cuatro horas media población lo sabía, Seis horas después, toda, excepto Willian Hamton, que vivía en una casa perdida en Alaska. A las doce el líder chino fue informado en su vuelo de vuelta a su país, despues de que la reunión se hubiese pospuesto por tiempo indefinido. A las dos y cinco minutos estaba resuelto a vengar aquella ofensa; ¡no había sido recibido porque el presidente no quería salir del servicio!. A las seis de la tarde, después de una larga reunión con su equipo de seguridad un comunicado bastante hostil fue enviado a la Casa Blanca en el que pedía que el presidente imperialista pidiese disculpas públicas, en un plazo de seis horas... Pero el presidente no quería salir del baño.
Pasadas dos horas, el líder chino resbaló en el baño golpeando con su cabeza el espejo y muriendo tres minutos y siete segundos después; desangrado.

Mai li sintió como toda su tristeza se deslizaba en una lágrima salada por su mejilla. La lágrima se dirigió al suelo; en ella partía su hermana, su hija que no podría nacer, el cantar del ruiseñor y el devenir de los juncos. En el instante que la lágrima rozó el suelo, la tierra suspiró y, cansada de ver dolor, cansada de que la creación que soñó siglos atrás tan hermosa se hubiese convertido en una absurda destrucción, dejó de girar.


Comentarios

no me ha gustado. no cuenta nada y su calidad artistica es nula. aburre y cuesta terminarlo, esperando que pase algo que nunca llega. el final previsible aunque tu intencion fuese otra.


Anónimo
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anda jodío, que yo sé bien quién eres, que eres un sinvergUenza oo, un canalla, un bandarra, un, un....seguro no está tan mal el relato hooombre, cuando lo lea te lo cuento...


Anónimo
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