No es la primera vez que viene a este lugar, pero sí es la primera vez desde que le hizo sentir cosas especiales.
Con cada paso hacia la cumbre le vienen de nuevo esos recuerdos con sus sensaciones. El recorrido pronto muestra la primera nieve que ha dejado el año. La niebla además juega sobre su cabeza creando pequeñas mirillas para observar cómo las nubes se aferran al cielo. Desde la ladera la cumbre parece un lugar inaccesible a la que no llega ninguna senda, un reino perdido, flotante.
Sólo el convencimiento de saber que se encuentra allí, donde siempre ha estado, evita que el desaliento y la desconfienza aniden en el pecho.
Un milano vuela concénctricamente sobre su cabeza. Más tarde un jabalí pasa por debajo. A lo suyo olfateando el suelo. Una ligera parada para otear el horizonte, sin percibirle y continuar. La sensación de aislamiento es mayor aún si cabe.
Detrás de un risco un rebaño de rebecos se sorprende con su presencia. Atónitos observan la torpe ascensión, en comparación con sus ágiles movimientos. ¿Quién será ese loco que sube aquí? Sin duda está fuera de su medio. Un animal al que ellos no han invitado. Una breve carrera le demuestra que no le aceptan en su rebaño. Luego siguen con su oficio: pastar y apenas algunas furtivas miradas de curiosidad y desconfianza.
El frío enseña sus efectos con algunas zonas heladas. Lo mejor es rodearlas, no es conveniente caerse por esos precipicios.
Las chovas sustituyen al milano en sus acrobacias, mientras burlonas se ríen con sus cantos. Sin embargo hoy su destino es alcanzar la cumbre, así que ignora sus chanzas. Le viene al pensamiento una frase que oyó o leyó hace tiempo, algo relacionado con mostrar respeto a la montaña. Y eso eso lo que pretende en este día.
Y el recorrido sin compañía hace que le visiten recuerdos y reflexiones. De cosas de las que sentirse orgulloso, de errores, de risas, de buenos amigos, de cálidas compañías, de plumas con sabor a historia rural, tal vez de pasados y pasajeros amores de verano...y de su sol.
La fría niebla le hace pensar en dar la vuelta, pero no la niebla climática sino la que aflige su corazón. De nuevo piensa en soleados días que espantan los fantasmas de sueños incumplidos. Los tonos grises flotan ante la mirada de sus ojos y la de su alma. Un débil rayo de luz atraviesa las nubes y se cuela entre la ya menos densa niebla. Esta nota de color anima de nuevo sus pasos y alegra el paisaje que lo rodea. Aunque sólo sobresalgan las verdes puntas de los matorrales y alguna roca desnuda entre la nieve. Esa roca desnuda ante la que se está confesando sin tapujos.
Al final la cumbre se siente como una liberación, es como flotar por encima de las fuerzas de la gravedad. Es como si la ruta que está debajo fuese el blando y húmedo algodón de las nubes que vuelan deprisa siguiendo su camino, buscando...hasta las nubes buscan algo.
Cuchillas heladas golpean el rostro, pero no impiden que se quite el gorro para sentirlas mejor. Alguien que se ha alejado momentáneamente para disfrutar de la grandeza del espectáculo que lo rodea. Y de esa amante fiel, la montaña, siempre esperando por él. Que calma su sed cuando lo necesita con besos de agua fresca, que se viste para él con los mejores colores, que lleva el perfume de flores y bosque, que susurra al oído con ruido de arroyos y que le comprende con sus silencios. Sin hacer recriminaciones por haber huído de ella la última vez. Tampoco porque hace tiempo que no la visita. Paciente sabiendo que tarde o temparano volverá. Porque son una misma cosa frío ante el calor, calor ante el frío, dureza ante la adversidad, resistencia ante los elementos que los castigan, la belleza de lo agreste.
Por fin de nuevo a solas, cruzando miradas, pensamientos, fusionándose en una sóla cosa. Mismas esperanzas y mismos sueños
de rojos amaneceres en primavera, de tranquilas puestas de sol en aquel mar lejano.
Y tras este apasionado encuentro vuelve con el dolor de otro amor a cuestas , mañana soñaba con volver a estar contigo, pero ya no habito en tu corazón. Así volverá con su paciente y dura amante para que por breves intervalos de tiempo ambos olviden juntos los desiertos de sus almas. En su mente al volver la mirada atrás para contemplarla otra vez, un único pensamiento. Ahora sabe que sus sueños eran ciertos, montaña y hombre comparten algo que guardan en silencio cómplice, su soledad.
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Comentarios
que es una loa a la naturaleza o q