Las noches se empezaron a vestir de pimienta y de sal. De estornudos y de no saber a donde vas. De querer estar allí, allí, cuando seguía aquí y aquí. De esperarte, de esperarme de revestirme de sal y lucidez, para que si me lames, te quedes sedienta y llena de saber.
Eso dijo escrupuloso y tupido de noche la mujer que pagada con propina había dejado mis alientos sujetos de mentiras en un beso.
Es decir
una prostituta que no tenia nombre ni postura gratis
Espero que no entre un gato negro de repente en mi relato.
Un gato tan poético, tan literario tan sigiloso.....oO